El escudo de los Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal es el mismo de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, mismo que se aprobó en vida de nuestra madre fundadora, la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, en la ciudad del Vaticano en noviembre de 1973.
Está dividido en cuatro partes: en la primera, de color rojo, hay tres espigas de trigo ligadas por el tallo, todo en dorado, representando la espiritualidad Eucarística que hace al Misionero de Cristo tener a Jesús Eucaristía como centro de su vida para ser como Él, Pan partido para el mundo de hoy. Cristo es el faro luminoso que guía, la fuerza que sostiene, el amor que llena su soledad; Jesús Eucaristía es su todo.
La segunda parte es azul, tiene una rosa y sobre ella un cometa, ambas cosas en color plateado, recordando al Misionero de Cristo la presencia de María de Guadalupe como su Patrona Principal, ella es la estrella que alumbra su andar y es la rosa de los cuatro vientos que orienta su vida hacia Cristo. El amor filial a la Madre de Dios cuya ayuda maternal pide instantemente y por cuyo medio quiere llevar las almas a Cristo, lo simboliza en la estrella, recordando lo de san Bernardo: Mira la estrella e invoca a María, que se complementa con la rosa, símbolo de la Reina del Tepeyac, la Virgen Santísima de Guadalupe, patrona de toda la Familia Inesiana, quien con rosas pintó su bendita imagen.
La tercera parte, en azul, tiene una lámpara catacumbal encendida. La lámpara es de plata, con la flama color oro. Esta lámpara representa la ofrenda sacerdotal que el Misionero de Cristo hace de su vida, con corazón ardiente que le une a Cristo, sacerdote y víctima. Inmola en aras del amor a su Dios todo su ser, como víctima de holocausto.
La cuarta parte del escudo viene en color rojo y tiene una lira musical, de cinco cuerdas, color oro. Es la lira del corazón del Misionero de Cristo que vive la misión en una alegre entrega, haciendo de su vida un himno de gratitud y de alabanza a Dios. Del corazón del Misionero de Cristo deben salir vibrantes las notas armoniosas de su lira tanto en la alegría como en el dolor. Y la sonrisa será para aquellos con quienes trata, como nectar que endulza las penas, y le lleva a Dios. Toda su espiritualidad la envuelve el Misionero en la alegría tan propia de la Familia Inesiana que lo lleva a vivir plenamente su espíritu.
Al centro del escudo y abarcando los cuatro ángulos, hay un escudito de “Propaganda Fide” en color azul. Tiene el globo terraqueo en plateado, cruzado con una franja color oro, y sobre el globo una pequeña cruz también dorada. Esto le recuerda al Misionero de Cristo que su espíritu es misionero por excelencia, con un corazón "Ad Gentes" que lleva atravezado en su corazón el anhelo de que todos, en el mundo entero, conozcan y amen al Señor.
Arriba del escudo está el lema del instituto: “Oportet Illum Regnare”. Frase que la beata María Inés tomó de la Primeraa Carta de san Pablo a los Corintios (1 Cor 15,25) y que impulsa el ser y quehacer del Misionero de Cristo: "Urge que Él reine"... es el motor que moviliza, agiliza, hace vida las acciones todas de los Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal.
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