martes, 13 de enero de 2015

Las etapas de formación para llegar a ser un Misionero de Cristo para la Iglesia Universal...

La formación del candidato que ha sido aceptado para formar parte de este instituo misionero se inicia con el "Aspirantado", que es la etapa inicial de formación que tiene como finalidad ayudar al joven a madurar su vida cristiana así como su respuesta vocacional adquiriendo los requisitos necesarios para ser admitido al postulantado. La duración de esta etapa de formación oscila entre seis meses y un año, dependiendo de cada caso concreto.

La formación continúa con el "Postulantado", que es la etapa preparatoria al noviciado en la que el candidato a Misionero de Cristo se inicia en el conocimiento y vivencia del carisma, espíritu y espiritualidad propios del instituto. Esta etapa tiene una duración de seis meses a dos años, tiempo en el cual se debe descubrir si el postulante posee la madurez psicológica y afectiva suficientes y además si muestra aptitudes para la vida religiosa en este instituto. Al finalizar esta etapa el postulante presenta su solicitud al noviciado.

Después viene el "Noviciado", etapa con la que comienza la vida religiosa en un instituto. El noviciado tiene como finalidad que el joven conozca a mayor profundidad la vocación divina tal y como existe en nuestro instituto, aprendiendo así las exigencias esenciales y primarias de la vida religiosa en vistas a conseguir la perfección de la caridad, ejercitando la práctica de los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, que por medio de los votos, un día ha de profesar públicamente. Esta etapa de formación busca capacitar al novicio para dar una respuesta personal, madura y libre al compromiso de la consagración a Dios.

En esta etapa, el novicio debe llegar a adquirir la fisonomía característica y el carisma propio del instituto por el conocimiento de la vida, obra y escritos de la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, así como de los estatutos, normas y directorios que rigen el instituto. La duración del noviciado es de dos años, pero para su validez es suficiente el llamado año canónico. Si queda alguna duda sobre la idoneidad del novicio puede prorrogarse este tiempo de prueba pero no más de seis meses.

Durante el noviciado se imparten las siguientes materias: Teología de la vida religiosa (Consejos evangélicos y vida comunitaria), Historia de la vida religiosa (particularmente historia del propio instituto), La vida religiosa a la luz de la Sagrada Escritura, Los fundadores hombres del Espíritu (particularmente sobre Nuestra Madre Fundadora), Derecho canónico (Libro II, parte III sobre los Religiosos), Psicología de la vocación, Religión (Catecismo de la Iglesia Universal), Liturgia, Moral, Misionología, Mariología, Eclesiología y Teología Espiritual, incluyendo en todas las materias documentos del Magisterio de la Iglesia.

Terminado el tiempo del noviciado, si se le juzga apto, el novicio podrá ser admitido a la "Profesión Religiosa". Esta etapa es la continuidad preparatoria de formación a los votos perpetuos y es además una etapa que se integra a la formación sacerdotal para aquellos que son llamados por Dios a las órdenes sagradas, esta etapa tiene como finalidad consolidar la fidelidad de los profesos en el seguimiento de Cristo casto, pobre y obediente según la índole propia del instituto.

Sabiendo que la exigencia de la formación no acaba nunca, la congregación proporciona a los profesos un itinerario formativo más extenso, inspirado en el carisma institucional para poder responder a los tiempos modernos de la nueva evangelización que así lo requieren. Mediante conferencias semanales, semanas de estudio en vacaciones, así como el estudio personal de los escritos de la beata María Inés, de otros libros de espiritualidad, misionología y pastoral.

Teniendo en cuenta la naturaleza y las obligaciones propias del estado religioso, los Misioneros de Cristo candidatos al sacerdocio, son encaminados a armonizar estas dos dimensiones de su única vocación misionera, no descuidando ninguna de éstas.

Los hermanos profesos temporales renuevan sus votos cada año. En nuestro instituto se tiene como norma el que se admite a la profesión perpetua después de cinco años de votos temporales (4 renovaciones), en algunos casos se admite a la profesión perpetua después de tres años (2 renovaciones) término mínimo que marca el derecho canónico. Así mismo se puede prolongar el tiempo, pero no más de nueve años de votos temporales (8 renovaciones) para emitir la profesión perpetua como lo marca el derecho universal.

Una vez cumplido el tiempo de los votos temporales, el hermano profeso presenta su solicitud para emitir los votos perpetuos.

Una vez aceptado el profeso temporal emite su "Profesión Perpetua", tomando conciencia de la necesidad de una formación permanente e integral a la luz del magisterio de la Iglesia y en perfecta armonía con el carisma del instituto.

El religioso Misionero de Cristo se sigue siempre formando en diversas actividades para una profundización del carisma, espíritu y espiritualidad: conferencias semanales sobre los escritos de la beata María Inés, lectura comunitaria y personal de los estatutos, normas, directorios. Un mes al año por comunidades locales dedicado a profundizar en la vida, obra y escritos de Nuestra Madre Fundadora. Un mes al año a nivel congregación nos reunimos para convivir, tener ejercicios espirituales, profundizar la doctrina de la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Revisión de vida y convivencia con las demás ramas de la Familia Inesiana.

Los religiosos que se sienten llamados a las órdenes sagradas, son enviados a estudiar a alguno de los Seminarios diocesanos cercanos a nuestras comunidades, donde reciben  una formación conforme a los documentos y normas del derecho universal que se complementa con el derecho local de nuestro instituto, dando el tinte misionero "Ad Gentes".

Antes de ser ordenados diáconos, los hermanos en vías al sacerdocio  reciben la candidatura y ejercen durante un tiempo oportuno los ministerios que reciben de lectorado y acolitado.

Antes del diaconado el candidato entrega una declaración escrita de su puño y letra testificando que recibirá el orden sagrado espontánea y libremente, y que se dedicará al ministerio eclesiástico a perpetuidad; pidiendo entonces ser admitido al diaconado.

Antes de la ordenación presbiteral el diácono M.C.I.U. entrega de igual manera una solicitud escrita de su puño y letra en donde solicita ser admitido al presbiterado, testificando que recibirá el orden del presbiterado espontánea y libremente, y que se dedicará al ministerio eclesiástico a perpetuidad.

Una vez admitido, el diácono recibe el orden del presbiterado.

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